FIESTA DEL CORPUS CHRISTI 2021.- 6 Junio.- Santa Mª. Úbeda
Saludo: sacerdotes, Cáritas, Adoración Nocturna, Cofradías… Autoridades civiles, militares, policía y fieles todos.
Hoy el centro de nuestra celebración es el misterio de la Eucaristía, un misterio admirable porque en las especies del pan y del vino, después de ser consagradas en el altar, está presente el mismo Cristo. Como desde niños aprendíamos de labios de nuestros padres y muchas veces hemos cantado en el Himno del Congreso Eucarístico Internacional de Madrid 1911: Cantemos al amor de los amores, Dios está aquí, venid, adoradores, adoremos a Cristo redentor.
Todos los días, y especialmente los domingos y festivos, los cristianos nos reunimos para celebrar la Eucaristía, obedientes al mandato de Jesús: Haced esto en conmemoración mía y recordamos el mensaje que S. Pablo nos ofrece al narrar la institución de la Eucaristía: Por eso cada vez que coméis de este pan y bebéis de este cáliz proclamáis la muerte del Señor hasta que El vuelva.
En el libro del Éxodo, Moisés comunica a Israel el Decálogo y otras leyes (Código de la Alianza) y el pueblo hace promesa solemne de su compromiso por cumplir la Ley de Dios.
Se nos ha dicho en la Carta a los Hebreos, que Cristo Jesús, en virtud del Espíritu Eterno, se ha ofrecido a Dios como sacrificio sin mancha, El es mediador de una Alianza Nueva: en ella ha habido una muerte que ha redimido los pecados cometidos desde la primera alianza.
Y los 4 Evgs.nos narran como durante la Última Cena, Jesús, reunido con sus discípulos en el Cenáculo, celebró con ellos la institución de la Eucaristía. Al repartir el pan ácimo que cada año comían los judíos en la cena pascual, Jesús les dijo: Tomad y comed, esto es mi cuerpoy después tomó el cáliz, pronunció la acción de gracias, se lo dio y todos bebieron, Y Jesús les dijo: Esta es mi sangre de la alianza que es derramada por muchos.
Hoy nosotros, y todos los cristianos, afirmamos y proclamamos en comunión con toda la Iglesia que cada vez que celebramos la Eucaristíay el sacerdote repite las mismas palabras de Jesús sobre el pan y sobre el vino, éstos se convierten verdaderamente en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. De este modo, en ese trozo de Pan que vemos en la Eucaristía se esconde el mismo Cristo y pues creemos realmente en esa presencia de Cristo resucitado en el pan de la Eucaristía lo adoraremosy reconoceremos que Dios está ahí,en medio de nosotros, dispuesto a seguir dándonos su Cuerpo entregado y también a derramar su Sangre por nosotros. Como nos dice nuestro obispo, D. Amadeo, en su última Carta Pastoral, cuando Jesús se nos da, no sólo nos da a comer su cuerpo sino que nos hace participar de su misma vida que se hace materia en el Pan y así se convierte en Dios con nosotros y en nosotrosy cuando en la comunión comemos ese cuerpo, todo el misterio de Cristo penetra en nosotros, de tal modo, que Dios y el hombre, Dios y el mundo, se convierten en uno. Toda la vida de Jesús fluye por el mundo y se convierte en vida del hombre.
En la Eucaristía, el Pan y el Vino son Alimento para el camino. Al dársenos Cristo en el pan de la Eucaristía, su Cuerpo es para nosotros alimento que nos sustenta en el caminar de nuestra vida. Como Melquisedech, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, ofreció pan y vinoa Abrahán cuando éste venía de la guerra, (este encuentro de Abrahán con Melquisedech, rey de Salem (Jerusalén) sirve para unir al patriarca con la ciudad de Jerusalén que será muy importante a partir del rey David), así también Cristo nos ofrece a nosotros, no un pan cualquiera que sacie nuestra hambre sino que nos da su propio cuerpo que alimente nuestro espíritu.
Los cristianos, en el día a día, en nuestro peregrinar aquí en la tierra, gracias a la Eucaristía vamos superando dificultades e incluso dudas serias y a veces hasta crisis de fe. La Eucaristía es para nosotros un alimento del espírituque nos fortalece interiormente, y nos une íntimamente con Cristo porque recibir a Cristo en la comunión, comulgar su propio Cuerpo, como hacemos en la Eucaristía, es entrar en comunión con Cristo, es Él quien perdona nuestros pecados y nos entrega su Cuerpo y su Sangre para fortalecernos y para ayudarnos en nuestra misión de ser sus testigos en el mundo proclamando su muerte y anunciando su resurrección. De este modo, lo mismo que no podríamos vivir sin comer, ya que nuestro cuerpo se debilitaría y no podríamos ni siquiera caminar, así también sucede con nuestro espíritu: si no lo alimentamos frecuentemente con la Eucaristía también nuestro espíritu se nos debilita.
La fiesta que hoy celebramos nos recuerda que no basta con alimentarnos cada uno de la Eucaristía porque comulgar el Cuerpo de Cristo nos ha de llevar siempre a comulgar también con nuestros hermanos. De nada sirve recibir el Cuerpo de Cristo en la Eucaristía si después no nos preocupamos por nuestros hermanos que están sufriendo o tienen necesidades que atender. Por eso, hoy con razón celebra la Iglesia el día de Cáritas. El lema de este año es Seamos más pueblo. En Cáritas nos gusta pensar que el mundo es un pueblo de 7.000 millones de vecinos que se conocen y se ayudan. Un pueblo en el que todo lo que ocurre nos importa y nos afecta porque todos somos pueblo de Dios y nadie debería quedarse fuera.
Cáritas, con palabras del papa Francisco es el brazo de la Iglesiaque se dedica especialmente a la atención de los más necesitados. No es una ONG o un grupo humano de voluntariado. Cáritas, por tanto, es la misma Iglesia que se pone al servicio de los más necesitados, realmente estamos convencidos de que todos los cristianos somos Cáritas porque todos estamos llamados a dar de comer a quien lo necesite. La pandemia está dejando tras de sí muchas vidas rotasy profundas heridasque, sin embargo, están siendo cicatrizadasgracias al fomento de los lazos de colaboración y ayuda mutua que brotan de la fraternidad en una comunidad que sostiene. Cáritas es el servicio de la Parroquia por el que cumple la misión de ser signo del amor a Cristo y a los hombres practicando la puesta en común de los bienes y su distribución entre los más débiles y necesitados.
Sabemos que nadie puede pelear la vida aisladamente. Se necesita una comunidad que nos ayude y en la que nos ayudemos unos a otros a mirar hacia delante. ¡Qué importante es soñar juntos! (Fratelli tutti 8). De estas palabras del papa en su Encíclica son testigos los miles de voluntarios de Cáritas que hacen posible el servicio de la caridad en las parroquias y pueblos porque “Al amor no le importa si el hermano herido es de aquí o es de allá. Porque el amor rompe las cadenas que nos aíslan y separan, tendiendo puentes y permitiendo construir una gran familia donde todos podamos sentirnos en casa.
Celebrar el Día del Señor, el Día de Cáritas, es celebrar todo lo que Jesucristo Eucaristía nos enseña: que no vivimos solos en la historia, sino que hay un amor en nosotros, que es el que crea comunión. Estamos convencidos de que ese amor está en el Pan bajado del cielo y está también en el pobre: Dos frases de Jesús nos lo recuerdan: “Esto es mi cuerpo”, “lo que hicisteis al más débil, conmigo lo hicisteis”. Nuestro obispo, D. Amadeo nos indica que: “De la Eucaristía a los pobres y de los pobres a la Eucaristía”, por eso hemos de descubrir que la vida eucarística tiene esa ida y vuelta permanente. “De la Eucaristía a los pobres y de los pobres a la Eucaristía”. La Eucaristía sin caridad se convierte en un culto vacío, tantas veces denunciado en la Biblia y en el Magisterio de la Iglesia. Lo que hagamos o dejemos de hacer con los más necesitados, a Cristo mismo se lo hacemos. Unidos todos a Dios, en comunión con Jesucristo, formamos un solo ser, como los granos de trigo que se recogen esparcidos por las colinas donde nacen y una vez molidos acaban formando el mismo pan, así todos nosotros, distintos y de muchos lugares pero unidos en el mismo pan de la Eucaristía formamos un solo ser. Y si hay unidad hay también preocupación de unos por otros, como los miembros de un mismo cuerpo se sienten y se duelen de los dolores de los otros miembros. ¿No deberíamos preguntarnos si de cada misa salimos más hermanos unos de otros? Aunque este año por razones sanitarias no podemos salir en procesión con la custodia ni engalanar nuestras calles de Úbeda para adorar a Cristo Eucaristía sin embargo aún dentro de nuestra Basílica de Santa María lo adoraremos y proclamaremos nuestra fe en Jesucristo Sacramentado.
Algunos de vosotros conocéis la razón por la que hoy sea yo quien presida esta Solemne Eucaristía: hace unos días D. Antonio Vela, Arcipreste y párroco de Santa Mª y S. Pablo, me indicaba que, con motivo de que el próximo día 11 de Julio. D. m. celebraré el 50º aniversario de mi ordenación sacerdotal, si quería presidir esta Eucaristía y con todo gusto le respondí afirmativamente. Por todo ello, hoy os suplico vuestras oraciones por mi labor sacerdotal y mi futuro y os invito a uniros en mi acción de gracias a Dios, a la Iglesia de Jaén, a vosotros ubetenses con quienes llevo conviviendo 23 años y a cuantos me han acompañado durante estos 50 años. De corazón quiero expresaros que me siento muy agradecido por todo cuanto de vosotros he recibido, hermanos sacerdotes, grupos cristianos, cofradías y fieles.Una llamada a poner a Cristo Eucaristía en el centro de nuestras vidas. Dios está aquí, hoy sentimos la necesidad de estar nosotros con El. Que Jesucristo Sacramentado nos santifique a cada uno y nos haga crecer en la caridad.